Al diablo, mejor ni invocarlo, no se nos vaya aparecer en el momento más inoportuno de nuestras vidas... pero, ¿si nos lo topamos en nuestro camino? ¿qué tipo de diálogo podríamos entablar con él? ¿Lo tomaríamos en serio?
Este es un extracto de una entrevista a uno de los personajes que nunca han faltado en el teatro de títeres, y mucho menos en el Mamulengo, el teatro popular del nordeste brasileño.
La voz es del mismísimo diablo, la mano que lo anima, de Sandro Roberto, un titiritero y artista plástico de Recife, las fotos, de Giorgio Cossu.
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